lunes, 20 de julio de 2015


«Cuando se es amigo una vez, se es amigo siempre.
Somos amigos de las palabras y de los gestos.
De los recuerdos, momentos, consejos.

Cuando no se es amigo, se olvida muy pronto.
Y queda el residuo amargo de la crítica insípida.
Y las siluetas una vez más, parecen muertas.

Porque no hemos comprendido una razón,
costará entenderla cuando el destino
una vez más nos acerque.

Hay una actitud que dice adiós como si fuera ventana,
porque las cosas así son como golpes secos,
no tienen puertas.
Y es que no hay llave que abra salida
a un desenlace inesperado.
(Las cosas inesperadas me acostumbré a esperarlas).

Puede que un día haya pasado el tiempo (el que aboya).
Puede que ese día no comprenda la vida.
(La vida sólo comprende a pocos.
A mí nadie me entiende).

Entonces una franela beige; en el hombro tu nombre.
Quizás allí porque así no logras pasar inadvertida.
Encabezando así, la lista de una época
que siempre intenté arrancar sin éxito.

Cuando se es amigo una vez, se es amigo siempre;
recordaré habértelo escrito
y habré perdido lo que rodea a esta noche.
Seremos amigos de las palabras y de los gestos.
De aquellos recuerdos y aquellos consejos».

COMENTARIO A MI POEMA «Cuando se es amigo una vez, se es amigo siempre»: Está en mi poemario LA GENTE Y YO, PRIMERA PARTE.
Atentamente, 



Diego Enrique Riera Blanco.

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