domingo, 20 de mayo de 2007

Burnout (Síndrome del Desgaste Profesional)

UNIVERSIDAD DE CARABOBO
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
DIRECCION DE ESTUDIOS AVANZADOS Y POSTGRADO
DOCTORADO EN CIENCIAS SOCIALES
MENCIÓN: ESTUDIOS DEL TRABAJO




BURNOUT, DESGASTE PROFESIONAL O SINDROME DEL QUEMADO


PROFESOR: DR. ROGELIO MANERO
AUTORES: ABOG. DIEGO RIERA
ABOG. LETICIA MONTILLA
ABOG. ROSIRIS RODRIGUEZ



VALENCIA, ABRIL 2007


BURNOUT, DESGASTE PROFESIONAL,
O SINDROME DEL QUEMADO

Autores: Abog.. Diego Riera
Abog. Leticia Montilla
Abog.. Rosiris Rodríguez

RESUMEN
El burnout es descrito como "un estado de fatiga o de frustración que se produce por la dedicación a una causa, forma de vida o de relación que no produce el esperado refuerzo". Esta patología se desarrolla en forma continua y fluctuante en el tiempo, como un proceso en el que las actitudes y las conductas de los profesionales cambian de forma negativa en respuesta al estrés laboral. El individuo que padece del síndrome, se agota emocionalmente, se desmoraliza, y siente que no vale nada, siendo afectada su realización personal. El presente trabajo tuvo como objetivo general, estudiar el burnout, desgaste profesional o síndrome del quemado considerado como enfermedad ocupacional. Para lograr ese estudio se determinó su marco conceptual, orígenes, y antecedentes; se precisaron las características, sintomatología y personas a las que afecta. De la misma forma, se señalaron las diferencias del síndrome con otras afecciones, y su forma de medición; estimándose el desgaste profesional como enfermedad ocupacional; y se indicaron algunas recomendaciones para prevenirlo. Metodológicamente se trató de una investigación descriptiva, con un diseño bibliográfico, permitiendo a los investigadores generar nuevos conocimientos por medio del análisis de los ya existentes.

Palabras Clave: Burnout, Síndrome, Maslach Burnout Inventory, Desgaste Profesional.

INTRODUCCIÓN

El síndrome de Burnout es un estado patológico, experimentado por algunas personas (en su mayoría profesionales), que trabajan con personas, caracterizado por un agotamiento emocional debido a una implicación excesiva en su trabajo, llegando a ser ineficaces para el desempeño adecuado del mismo.
Este síndrome, es descrito como un estado de decaimiento físico, emocional y mental, caracterizado por un cansancio, sentimiento de desamparo, desesperanza, vacío emocional, y por el desarrollo de una serie de actitudes negativas hacia el trabajo, la vida y la gente.
El Burnout, también es denominado “Síndrome del Quemado, o, Desgaste Profesional”, siendo altamente conocido en la esfera laboral de los tiempos que transcurren, dado el estilo de vida de los trabajadores, con ocasión de la instauración del mundo moderno, la era de la tecnología, la globalización y la cosificación de la humanidad.
Las exigencias de trabajo para los profesionales en el desempeño de determinadas áreas, cada día son mayores, más fuertes, a la par de menos recompensadas. Las expectativas laborales parecieran menos importantes ante las variables rendimiento, producción y ganancias empresariales o institucionales. El profesional es sometido a duras jornadas de trabajo, donde el binomio hombre-trabajador, es sustituido, por la concepción trabajador-ganancia. El trabajo lejos de ser considerado como un hecho social, es entendido como fuente pecuniaria y de enriquecimiento, obviándose las concepciones de bienestar y salud para los trabajadores.
Así pues, el profesional es encasillado en un trabajo en el que obligatoriamente debe rendir y producir, sus expectativas como profesional y como ser humano no cuentan, o cuentan muy poco. La atención que le presta el trabajador a su labor diaria, va mermando sus niveles de autoestima y eficacia, dando paso al agotamiento emocional, la desmoralización o despersonalización, y la falta de realización profesional; y poco a poco, pasado algún tiempo, sobreviene el desgaste profesional.
Aunque desde que se comenzó a hablar del burnout en 1974, pasando por su descripción y conceptuación, hasta llegar a su medición científica con el Maslach Burnout Inventory, ha querido estatuirse específicamente para profesionales fundamentalmente los del sector salud, y docentes, en estos tiempos modernos, según algunas investigaciones, afecta a todos aquellos (profesionales o no) que presten servicios a personas, extendiéndose inclusive hasta las amas de casa.
De tal suerte, que se trata de un tópico de alta connotación dentro de la Medicina Ocupacional, al extremo de ser considerado en algunos países como enfermedad profesional, y en los demás, está siendo tratado con tal inquietud, siendo cada vez más las investigaciones o estudios que se realizan, así como las medidas activas para ayudar a superar esta situación.
El burnout como síndrome, ocasiona la "adicción al trabajo" que provoca un desequilibrio productivo y, como consecuencia, la pérdida de la motivación, afectando especialmente, a aquellas profesiones caracterizadas por una relación constante y directa con personas, más concretamente en aquellas profesiones que mantienen una relación de ayuda: médicos, enfermeros, maestros, policías, y frecuentemente, en aquellas profesiones que suponen una relación cercana intensa con los beneficiarios del trabajo.
El presente trabajo, reúne muchas consideraciones del denominado Síndrome de Desgaste Profesional, Burnout, o bien, Síndrome del Quemado, para lo cual la investigación se planteó cinco objetivos específicos, los cuales a grosso modo abarcaron: definición, orígenes, algunos antecedentes, caracterización, sintomatología, personas afectadas, medición, variables para la medición, consideración como enfermedad profesional, para indicar las medidas preventivas, y las respectivas conclusiones.























BURNOUT, DESGASTE PROFESIONAL, O SINDROME DEL QUEMADO

Definiciones
El vocablo burn, traducido al español, significa: quemarse, incendiarse, arder, abrasar. A su vez, el vocablo out, traduce al español: fuera, afuera, hacia fuera, exterior.
Cuando estos vocablos se unen, formando la palabra burn-out, traduce: la falla de un mecanismo por exceso de calor o fricción; el cese de la propulsión de un cohete por agotamiento de combustible; quemarse, fundirse, apagarse. (1)
Al aplicar la traducción literal de la palabra burnout, se hace referencia a “estar quemado”. Lo que traducido al castellano cotidiano, pudiera decirse que significa: “Estoy desgastado”, “me siento quemado”, “estoy fundido”, “se me acabó el combustible”, “estoy fuera”, “me siento apagado”.
Desde el punto de vista científico, Freudenberger (2), lo define como “un conjunto de síntomas inespecíficos que pueden aparecer en el ambiente laboral y que son el resultado de una demanda profesional excesiva.” Para este autor, el Burnout es un síndrome que ocasiona la "adicción al trabajo", provocando un desequilibrio productivo y, como consecuencia, la pérdida de la motivación.
Se le critica a esta concepción, que los síntomas no se reflejan o aparecen en el medio ambiente laboral, sino en el trabajador, en el ser humano, pues es el individuo quien padece la sintomatología y los signos agrupados, que a su vez, permiten determinar la instauración del síndrome, según Cherniss (3), como proceso y no como suceso.
Por su parte, Ramos, De Castro, Galindo y Fernández (3), conceptúan el burnout, como: “el agotamiento emocional y escepticismo que embarga a los profesionales en el ejercicio de su actividad laboral, cuando ésta se realiza en el campo de los servicios humanos, o en las denominadas profesiones de ayuda”.
Maslach y Jackson (4), al operativizar el constructo con el Maslach Burnout Inventory (MBI), para interpretar los diferentes niveles de burnout, lograron establecer rasgos definidores del síndrome, refiriéndolo como el conjunto de síntomas y signos que producen desmoralización, agotamiento o desgaste profesional.
Edelwich (5), define el desgaste profesional como “la pérdida progresiva de idealismo, energía y propósito, experimentada por los trabajadores en profesiones de ayuda como resultado de las condiciones de su trabajo, frente a las demandas excesivas por parte de los usuarios.
En la Enciclopedia de Salud y Seguridad en el Trabajo, en el Capítulo 34, donde se analizan los Factores Psicosociales y de Organización, Pines citado por Tetrick (6); recuerda que no es exactamente la centralización de una estructura burocrática la que genera estrés o “burnout” (“estar quemado”), sino el papeleo innecesario, los trámites superfluos y los problemas de comunicación que la formalización genera. En efecto, los procedimientos y normas ambiguos pueden producir confusión y contradicciones que son causa de conflictividad e incomprensión respecto a las medidas que se deben adoptar en situaciones concretas. Y que por el contrario, unos procedimientos y normas excesivamente detallados pueden inducir entre los trabajadores tanto frustración como una sensación de incapacidad para alcanzar sus objetivos, sobre todo en las organizaciones orientadas al cliente. La inadecuación de las comunicaciones puede hacer que los trabajadores se sientan aislados y alienados por la falta de predictibilidad y comprensibilidad de los hechos que se producen en el entorno de trabajo.
Asimismo se cita a la autora Christina Maslach (7), quien ofrece una de las primeras definiciones, y la considerada como base para los estudios posteriores sobre burnout. La autora junto a su colaborador Jackson, es la encargada de desarrollar en la Enciclopedia de Salud y Seguridad en el Trabajo, el punto del Burnout[i]. Esta investigadora define el burnout de la siguiente manera: “El burnout (“estar quemado”) es un tipo de respuesta prolongada a los estresores emocionales e interpersonales crónicos en el trabajo. Se ha conceptualizado como una experiencia de estrés individual embebida en un contexto de relaciones sociales complejas y que abarca el concepto que la persona tiene de sí misma y de los demás. Como tal, ha sido objeto de una atención especial en las profesiones relacionadas con la prestación de servicios en donde a) la relación entre proveedores y destinatarios constituye el eje central del trabajo y b) la prestación del servicio, la atención, el trato o la educación pueden ser experiencias altamente emocionales. La definición operativa (y el parámetro de investigación correspondiente) más aceptada actualmente en la investigación sobre el burnout es un modelo de tres componentes, en el que el burnout se conceptualiza en términos de agotamiento emocional, despersonalización y menor realización personal.
El agotamiento emocional se refiere a la sensación de haberse sobrepasado emocionalmente y haber agotado los recursos emocionales. La despersonalización implica una respuesta negativa, insensible o excesivamente despegada a las personas que suelen ser los receptores del servicio o la asistencia. La menor realización personal se refiere a una menor sensación de competencia y logros en el trabajo.”
Para los investigadores de este ensayo, el burnout es la afección laboral caracterizada por el debilitamiento de la autoestima, con ocasión de la realización de una labor monótona, repetitiva, y no creativa, que produce agotamiento emocional, despersonalización e inadecuación profesional. Siendo en definitiva un problema socio-laboral.

Cuándo se comienza a hablar de Burnout?
Se precisa el año 1974, como el momento en que se comenzó a hablar del síndrome del quemado o del desgaste profesional.
Este síndrome clínico es descrito en el referido año por Herbert Freudenberger (8), quien fuera un Psiquiatra nacido en Frankfurt el 26 de Noviembre de 1927, y fallecido en la Ciudad de New York, el 29 de Noviembre de 1999.
El psiquiatra trabajaba en una clínica de New York, y observó como la gran mayoría de los voluntarios que atendían toxicómanos, en un periodo determinado (normalmente un año), sufrían de forma progresiva una pérdida de energía, hasta llegar al agotamiento, síntomas de ansiedad y depresión
así como desmotivación en su trabajo y agresividad con los pacientes.
Su definición reagrupaba diversas manifestaciones de tensión que se daban en personas "adictas al trabajo". Aunque Freudenberger, no utilizó propiamente el término “burnout”, la ciencia médica lo reconoce históricamente, como el primer investigador en describir, sintomatizar y conceptuar el síndrome del desgaste profesional.
Dos años más tarde, en 1976, la psicóloga social Cristina Maslach (7,9), utilizó el término burnout, empleado hasta entonces por los abogados californianos para describir el proceso gradual de pérdida de responsabilidad profesional y desinterés cínico entre compañeros de trabajo, para referirse a un conjunto de respuestas emocionales que afectaban a los profesionales de ayuda. Esta psicólogo, determinó que los afectados sufrían "sobrecarga emocional" o síndrome de burnout, y lo definió como "síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal que puede ocurrir entre individuos cuyo trabajo implica atención o ayuda a personas".
En sus investigaciones, Maslach consideró que el mundo del trabajo era una arena agresiva en la cual el individuo trataba de sobrevivir, y precisamente, el burnout era el fracaso de ese intento.
Pero Freudenberger, fue más allá de la conceptuación y descripción del síndrome, llegando a apuntar que este síndrome sería contagioso, ya que los trabajadores que lo padecían, podían afectar a los demás con su hastío, desesperación y cinismo, con lo que en un corto período de tiempo la organización, como entidad, podría caer en el desánimo generalizado. Más aún, autores como Savicki, Seidman y Zager (10), formulan la posibilidad de que el burnout genere efectos epidémicos.
Posteriormente, en el año 1981, con los trabajos de Maslach y Jackson, se crea la herramienta de medida del síndrome: Maslach Burnout Inventory (MBI).
De aquí en adelante, son muchísimas las investigaciones sobre la afección, no obstante, todas tienen como punto de partida, las apreciaciones de Freudenberger , de Maslach y Jackson.
Algunos antecedentes
Desde que en 1974 Freudenberger, describió por primera vez el Síndrome de Desgaste Profesional, muchas han sido las investigaciones efectuadas con el afán de obtener nuevas y mejores precisiones en torno al tema. De tal suerte, que los antecedentes hablan tanto de investigaciones estadísticas para valorizar la frecuencia de ocurrencia de la patología, daños en las personas y pérdidas empresariales; así como psicológicas, para evaluar síntomas de la afección, y su vinculación con otras enfermedades.
Asimismo, se puede señalar que estas investigaciones, se han efectuado a nivel mundial, pues el síndrome de desgaste profesional tiene hoy por hoy, una connotación fundamental dentro de la organización empresarial, al extremo de ser considerada como una enfermedad ocupacional muy frecuente, e indispensable de prevenir.
Entre algunos de esos estudios, se pueden indicar los siguientes:
En el Cuarto Congreso Internacional de Prevención de Riesgos Laborales, efectuado en Sevilla (España), durante los días 10, 11 y 12 de Mayo de 2006, se hace mención a tres investigaciones que sirven de antecedentes a este ensayo.
Alonso, Pozo, Hernández, Martos, Cid, Martínez y Valera (2006) (11), centraron su investigación, en trabajadores no universitarios de la enseñanza dependientes de la Junta de Andalucía en Almería, considerando la variable sociodemográfica (género, edad, etc.) como moduladora del nivel de bienestar de los trabajadores.
Sánchez, Lara, Yélamos, y Vargas (2006) (12), efectuaron un trabajo descriptivo transversal en profesionales de atención primaria, determinando que el 38% de ellos, presentan burnout, en grado moderado en su mayoría. Indicando a su vez que el género masculino es más proclive, sobre todo los que no son propietarios y tienen formación universitaria.
Ranchal, Ramírez, y Vaquero, (13), estudiaron la relación de variables antropométricas, bioquímicas y fisiológicas con el burnout, para ello tomaron como muestra a docentes de enseñanza no universitaria; encontrando diferencias significativas entre la variable realización personal y el índice de masa corporal, de tal forma que los individuos con un mayor nivel de realización profesional, tienen un índice de masa corporal más favorable.
Además de los anteriores, se pueden citar otros antecedentes, a saber:
Castro S. (2005) (14), realizó una investigación sobre el burnout y sus manifestaciones en profesionales universitarios., concretamente en la Universidad de Carabobo. Castro describe aspectos a considerar sobre el síndrome, sus manifestaciones, los factores desencadenantes, métodos para evaluarlo, y señala que los docentes universitarios están afectados por una tasa de trastornos psíquicos más alta que la población general.
Álvarez, Arce, Barrios y Sánchez (2004) (15), investigaron a médicos de hospitales públicos, determinando que el síndrome de burnout predominó en el sexo femenino en la categoría de cansancio emocional; respecto a las edades el grupo entre 25 y 34 años fue el más afectado; la variable despersonalización predominó en los que no se encontraban en pareja; y en cuanto a la antigüedad, los profesionales con menos de 10 años de ejercicio fueron los que mayor índice de burnout presentaron.
Mireles, Moreno y Beltrán (2002) (16), hacen una investigación aplicando el MBI, combinado con la Guía de Factores Psicosociales propuesta por el Instituto Mexicano de Seguro Social. Con este estudio, se determinó la presencia de burnout en algunas de las tres dimensiones, en un 26% de los trabajadores.
Ramos, Castro, Galindo y Fernández (1999) (17), investigaron sobre los parámetros de burnout en profesionales de todas las categorías laborales, del Hospital de León; destacando que la mitad de los trabajadores presentan puntuaciones medias o altas en el MBI; y que el contacto con el público eleva la puntuación de despersonalización.
Como se indicó al comienzo de este inciso, son muchos los antecedentes que pudieran citarse, pero dada la brevedad del presente ensayo, es imposible abundar más en este aspecto. En todo caso, lo más importante, es resaltar, que todos los estudios que pudieran servir de antecedentes (haciendo citas nacionales e internacionales), miden el burnout partiendo del Maslach Burnout Inventory, y de la versión al español adaptada por Gil Montes.
Caracterización del Burnout
El burnout está caracterizado por una tríada de dimensiones que explican el fenómeno. Los rasgos que definen la enfermedad, son los componentes que la caracterizan, a partir de los estudios realizados por Maslach y Jackson.
Estas características se resumen así:
1.- Agotamiento o cansancio emocional: Refiere una sensación creciente de agotamiento en el trabajo. Se traduce en la frase “no puedo más”.
2.- Despersonalización o deshumanización: Consiste en una serie de actitudes de aislamiento, de cariz pesimista y negativo, que surgen para protegerse del agotamiento emocional. Esta característica o dimensión de la patología, advierte la frase “no me importa”.
3.- Falta de realización personal: Es el sentimiento de que las demandas laborales exceden la capacidad profesional. Es entendido con la expresión “no valgo”.
Asimismo, se dice que el síndrome Burnout, incluye cinco factores característicos, a saber:
1. Predominan los síntomas disfóricos, y, sobre todo, el agotamiento emocional.
2. Destacan las alteraciones de conducta (conducta anormal del modelo asistencial o despersonalización de la relación con el cliente).
3. Se suelen dar síntomas físicos de estrés psicofisiológico, como cansancio hasta el agotamiento, malestar general, junto con técnicas reductoras de la ansiedad secundaria, como son las conductas adictivas, que, a su vez, median en deterioro de la calidad de vida.
4. Se trata de un síndrome clínico laboral que se produce por una inadecuada adaptación al trabajo, aunque se dé en individuos considerados presuntamente normales.
5. Se manifiesta por un menor rendimiento laboral, y por vivencias de baja realización personal, de insuficiencia e ineficacia laboral, desmotivación y retirada organizacional.
En definitiva, el burnout como patología ocupacional, está

caracterizado por el agotamiento emocional continuado, la despersonalización, y el bajo logro, o, baja realización personal en el trabajo.
Sintomatología del Burnout
A lo largo de este trabajo, se ha expuesto que el burnout es un síndrome que afecta a las personas en cuerpo y mente, que se relaciona con la tensión laboral y supone una disminución de la capacidad para tomar decisiones. Es importante, resaltar que no necesariamente la persona que padezca algunos de estos síntomas presenta el síndrome de desgaste profesional, ya que muchos de ellos, son comunes a ciertas afecciones como el estrés, la depresión, y otras de origen neurológico.
Maslach (7), al referir la sintomatología del síndrome, expresa: “El burnout ha sido descrito a menudo en términos de síntomas disfóricos tales como agotamiento, fatiga, pérdida de autoestima y depresión. Sin embargo, se admite que la depresión carece de contexto y puede aparecer en cualquier situación, mientras que el burnout está relacionado con el trabajo y es específico de la situación. Otros síntomas son la dificultad para concentrarse, irritabilidad y negativismo, así como una importante disminución del rendimiento laboral durante un período de varios meses. En general, se supone que los síntomas de agotamiento aparecen en personas “normales” que no sufren trastornos psicopatológicos ni enfermedades orgánicas identificadas previamente. Si realmente existieran síntomas distintivos, podría diagnosticarse y tratarse el burnout de forma individual”.
Según Ramos, De Castro, Galindo y Fernández (3), la patología refiere tres tipos de síntomas: 1.- Síntomas Físicos, que implican alteraciones cardiovasculares, fatiga crónica, cefaleas y migraña, alteraciones gastrointestinales, mialgias, alteraciones del sueño, alteraciones respiratorias, alteraciones dermatológicas, alteraciones menstruales, disfunciones sexuales, y otras. 2.-Alteraciones conductuales, como: abuso de drogas, fármacos, alcohol, tabaquismo; alteraciones de la conducta alimentaria; absentismo y seudoabsentismo laboral, conductas de elevado riesgo, e hipertrofia de hobbies. 3.- Alteraciones emocionales: ansiedad, depresión, irritabilidad, disforia, baja autoestima, falta de motivación, dificultades de concentración, distanciamiento emocional, sentimientos de frustración profesional y deseos de abandonar el trabajo, entre otros.
Por su parte, Castro (14), agrupó los síntomas de la enfermedad, en cuatro rubros: 1.-Psicosomáticos (fatiga crónica, trastornos del sueño, úlceras, desórdenes gástricos, tensión muscular, agotamiento físico y psíquico). 2.- De conducta (ausentismo laboral, adicciones a tabaco, alcohol, drogas). 3.- Emocionales (Irritabilidad, incapacidad de concentración, distanciamiento afectivo, sentimientos de frustración y descontento). Y, 4.- Laborales (Bajo rendimiento en el trabajo, acciones hostiles, conflicto, falta de motivación por el trabajo.)
Lo que traducido a la cotidianidad, quiere decir, que el individuo notará que desde hace algún tiempo le cuesta cada vez más hacer horas extras en su trabajo, o bien cumplir a cabalidad con su jornada normal; que cuando llega a su casa, siente que no tiene ganas de estar con su familia, salir a disfrutar o distraerse con sus amigos, o escuchar música, bailar, leer, etc. En fin está desanimado, desmoralizado, y con un pensamiento negativo sobre su persona; adicionalmente le pudiera doler la cabeza, o el estómago, o ambos a la vez, estar hipersensible, y como corolario, es adicto a alguna droga (tabaco, alcohol, fármacos, café, etc.). Además, la persona llega a ese estadio por estar sometido durante mucho tiempo a condiciones de estrés laboral, que desbordan su capacidad de respuesta.
Pero como si esto fuera poco, el burnout afecta además a la organización o empresa, pues el empleado que lo sufre comienza a trabajar en forma automática y experimenta una caída en su capacidad productiva. Más aún, si la persona no pone un freno a este declive físico y mental, las consecuencias para la salud resultan muy fuertes, ya que el burnout lleva a un aumento de la aterosclerosis, de la glucosa y los lípidos en sangre y de la hipertensión arterial, lo que a largo plazo, se traduce en un mayor riesgo de
infarto de miocardio y de accidente cerebrovascular.
Fases del síndrome
Tres fases están presentes en el desgaste profesional, burnout, o síndrome del quemado, a saber:
1.- El cansancio o agotamiento emocional constituye la primera fase del proceso, caracterizado por una progresiva pérdida de las energías vitales y una desproporción creciente entre el trabajo realizado y el cansancio experimentado. En esta etapa las personas se vuelven más irritables, aparece la queja constante por la cantidad de trabajo realizado y se pierde la capacidad de disfrutar de las tareas. Desde una mirada externa, se las empieza a percibir como personas permanentemente insatisfechas, quejosas e irritables.
2.- La despersonalización es un modo de responder a los sentimientos de impotencia, indefensión y desesperanza personal. En lugar de expresar estos sentimientos y resolver los motivos que los originan, las personas que padecen el Síndrome de Burnout muestran una fachada hiperactiva que incrementa su sensación de agotamiento y, en esta fase, alternan la depresión y la hostilidad hacia el medio.

3.- El abandono de la realización personal es la tercera fase del proceso y consiste en el progresivo retiro de todas las actividades que no sean laborales vinculadas con las actividades que generaron el estrés crónico. En esta etapa hay pérdida de ideales y, fundamentalmente, un creciente apartamiento de actividades familiares, sociales y recreativas, creando una especie de auto reclusión.
A quién afecta el Burnout
Hace algunos años atrás, hubiera podido afirmarse que el burnout afectaba sólo a personas adultas, con una prolongada antigüedad laboral. Hoy se sostiene que ocurre además, en jóvenes entre 25 y 30 años de edad, y señalan los investigadores que es debido a la alta rotación y a la elevada exigencia laboral, así como a una permanente demanda de capacitación, que luego no se traduce en una mejor remuneración.
Asimismo, los primeros estudios e investigaciones de campo sobre el síndrome de desgaste profesional, referían que este padecimiento afectaba sólo a profesionales, fundamentalmente a docentes, médicos, enfermeras y trabajadores sociales. Recientes estudios han demostrado que el burnout como patología, es extensivo a los trabajadores no profesionales, inclusive, a las amas de casa.
Por otra parte, los individuos con personalidad tipo A, es decir, aquellas personas competitivas, dinámicas, agresivas y con tendencia al logro, sufren más frecuentemente burnout, que las personalidades tipo B, esto es, aquellas personas tranquilas y sosegadas.
En definitiva, el burnout es un síndrome típico en las profesiones de servicio de ayuda, o personal de servicios humanos (docentes, policías, médicos, abogados, enfermeras); pero dado a que el síndrome aparece al haber desequilibrio entre las expectativas individuales del trabajador y la realidad del trabajo diario, se considera como un trastorno adaptativo crónico, que puede estar presente en el caso de fuertes exigencias, como cuando hay escasez de recursos, lo que significa, que el burnout, lo pueden padecer los trabajadores de todas las profesiones u ocupaciones (profesionales y no profesionales).
El Burnout como proceso y no como suceso
El síndrome del quemado o desgaste profesional, no suele aparecer de un día para otro, ya que se va incubando por un tiempo, hasta que hace su aparición total. Por ello Cherniss (18), lo describía como proceso y no como suceso.
En atención a esto, Ramos, De Castro, Galindo y Fernández (3), citan
cuatro fases o etapas de la patología. La primera de ellas, hace referencia al período durante el cual el trabajador se siente altamente motivado y comprometido con su profesión u ocupación. Aquí se divorcian las expectativas individuales y la realidad. Seguidamente, en la fase dos, el individuo percibe que al entregarse de lleno al trabajo, abandona otras actividades y necesidades personales. En la fase tres, también denominada de frustración, el individuo comienza a cuestionar el trabajo en sí mismo, sintiéndose frustrado. Y por último, la persona se vuelva apática (fase de apatía), siendo éste un mecanismo de defensa, ya que al sentirse frustrado no le importa su trato hacia las demás personas, tornándose cínico.
De acuerdo con lo antes señalado, el burnout es una patología cíclica, donde las características particulares del ambiente laboral, interactúan con las características de los trabajadores, y con sus expectativas y demandas provocando situaciones de elevada tensión que éstos experimentan en varios grados; cuando esta tensión envuelve cambios de actitud negativa, aparece el burnout (14).
Por último, se indica que existe una pluralidad de factores de índole cultural, ocupacional, educacional e individual, en función de los cuales se produce el desgaste profesional, con ocasión a la interacción de los mismos. Lo que en definitiva, hace que el síndrome del quemado, o burnout, se valore
como un proceso continuado en el tiempo.
Desgaste Profesional y otras afecciones
Suele confundirse este síndrome, con el estrés, y la depresión. También se le identifica frecuentemente con la denominada crisis de la edad media, la insatisfacción laboral, el aburrimiento y los acontecimientos vitales.
La denominada medicina psicosomática que involucra los procesos mentales y emotivos en la génesis de procesos patológicos orgánicos, concibe el estrés, como la respuesta del organismo a una demanda real o imaginaria, o todo aquello que obliga a un cambio.
El estrés es universal y está presente en todas las actividades humanas, y se asocia a factores personales, laborales, sociales, es decir, a factores psicosociales.
El estrés, resulta ser el condimento infaltable de las sociedades modernas; del auge de la tecnológico y la globalización, del día a día, de quienes laboran de 8 a 12 y de 2 a 6, o aún más; de quienes se desplazan de un sitio a otro con una lista interminable de responsabilidades y quehaceres. En definitiva, el estrés es una tensión agobiante casi inherente al humano del nuevo siglo.
No obstante, diversos especialistas coinciden en afirmar que esta afección, es necesaria en niveles bajos, porque activa, motiva y mueve a las personas a realizar diversas actividades, independientemente de sus dificultades. Sin embargo, cuando el estrés supera los niveles tolerables, comienza a generar serios problemas, alterándose el sistema inmunológico, y en consecuencia aparecen enfermedades psicosomáticas.
Cuando se indica que el estrés está presente en las personas que laboran en jornadas de ocho horas o más, y que su aparición se vincula a factores psicosociales, pudiera pensarse que existe una similitud con el síndrome del desgaste profesional. Para muestra, al burnout se le califica como estrés crónico, caracterizado por una alteración del eje hipotálamo-hipofisio-adrenal o HHA, más precisamente por una hiperactividad que da lugar a elevados niveles de dos hormonas llamadas: ACTH y cortisol.
Ante esta situación, se hace necesario diferenciar entre una y otra. Así pues, cuando se habla de burnout, inmediatamente debe pensarse en trabajadores (tanto profesionales como no profesionales) sometidos a condiciones estresantes en su ambiente de trabajo, que se desmoralizan hasta sentir que no valen nada, y que no sirven para nada. Mientras, que el estrés aparece no necesariamente en el ambiente laboral, y afecta a todo tipo de personas; más aún, puede presentarse en situaciones de alegría y/o de tristeza (por ejemplo: una muerte puede estresar, pero una celebración que implica múltiples compromisos también puede ser altamente estresante).
En fin, la línea diferencial entre el burnout y el estrés, debe ser determinada por especialistas en la materia (médicos, psicólogos, etc.), para distinguir entre uno u otro; en todo caso tímidamente, pudiera decirse que existe una diferencia de género a especie, donde toda persona que padezca de burnout puede estar estresada, mientras que toda persona estresada no necesariamente, debe sufrir del síndrome de desgaste profesional.
Por otra parte, suele señalarse que las personas con burnout están deprimidas. La depresión, es uno de los trastornos mentales más comunes que afecta a millones de personas en el mundo. Este trastorno ataca a individuos de todas las clases sociales, países y entornos culturales, al igual que el síndrome del quemado.
Según la Organización Mundial de la Salud, en el año 2020, la depresión, será el tema principal de estudio, para los países en vías de desarrollo, pues estiman que la depresión severa puede ser la segunda causa de muerte y discapacidad.
Los trastornos depresivos interfieren con el funcionamiento de la persona, causan dolor y sufrimiento al enfermo y a sus seres queridos. La depresión severa puede destruir tanto la vida de la persona enferma como la de su familia. Es una de las principales causas de suicidio, sin embargo, ciertos medicamentos y psicoterapias son eficaces para combatirla.
Por depresión se entiende, una enfermedad que afecta al organismo, el ánimo, la manera de pensar, la forma de vivir, las costumbres, el autoestima, el placer y en general la forma de ver al mundo. No es lo mismo que un estado pasajero de tristeza. No indica debilidad personal. No es una condición de la cual uno puede liberarse a voluntad. Sin tratamiento, los síntomas pueden durar semanas, meses e incluso años y traer fatales consecuencias. Esta patología, puede aparecer en cualquier persona, tanto trabajadores como no trabajadores; no influye necesariamente el ambiente laboral, así como tampoco se vincula a la antigüedad laboral. Un ama de casa pudiera estar deprimida, pero difícilmente, estará afectada por el burnout (aún cuando existen estudios que indican que hasta el sector de las amas de casa, pudieran padecer el síndrome del quemado, llegando a manifestar con sarcasmo, que se puede freir un huevo en forma desmoralizada o despersonalizada).
También se asocia el síndrome del desgaste profesional a la crisis de la edad media de la vida, siendo que ésta surge en virtud del balance negativo que hace el profesional de su posición y desarrollo, en tanto el burnout puede presentarse como se señaló en incisos anteriores, en personas tanto jóvenes como adultas. Asimismo, El aburrimiento es asociado al burnout, con la diferencia de que éste último surge con ocasión de múltiples y repetidas presiones emocionales, (pues se trata de un proceso y no un suceso) que pudieran causar aburrimiento, mientras que éste puede aparecer en cualquier momento, incluso sin estar sometido a ningún tipo de presión.
Por su parte la insatisfacción laboral es una dimensión del síndrome del quemado, pero no todo el tiempo ella implica este padecimiento; ya que el agotamiento emocional puede coexistir con la satisfacción laboral. Y, por último, se asocian los eventos negativos de la vida al afianzamiento del desgaste profesional.
Medición del Burnout
Dada la connotación de la patología, y su frecuente aparición en cualquier actividad laboral, en la actualidad, numerosísimas investigaciones, tratan de medir este síndrome; esto es, han surgido gran cantidad de instrumentos de medida o evaluación en esta área. No obstante, el más importante de ellos, sigue siendo el Maslach Burnout Inventory (MBI) creado por Maslach y Jackson en 1981 (19), quienes operativizan el burnout a través de un cuestionario compuesto por 22 ítems, para interpretar los diferentes niveles de burnout, midiendo su frecuencia e intensidad.
A través del MBI, se miden las tres dimensiones que conforman el síndrome del quemado, a saber:
Agotamiento Emocional, que mide y valora la vivencia de estar exhausto emocionalmente por la vivencias del trabajo. Cuando esta dimensión tiene elevada puntuación, mayor es el nivel del burnout experimentado por la persona.
Despersonalización, mediante la cual se valora el grado en que el individuo reconoce actitudes de frialdad y distanciamiento, se siente desmoralizado. A mayor puntuación, más elevado será el nivel del síndrome
Realización Personal, que evalúa los sentimientos de autoeficiencia y realización personal en el trabajo. En esta dimensión la puntuación más baja, denota el nivel más elevado del desgaste profesional.
La forma de evaluación de las respuestas de este instrumento, puntúa la frecuencia con que el sujeto experimenta las 3 dimensiones arriba indicadas. Utiliza un sistema de puntuación de tipo liker con siete niveles: 0.-Nunca. 1.-Pocas veces al año, o menos. 2.-Una vez al mes o menos. 3.-Pocas veces al mes. 4.- Una vez a la semana. 5.- Varias veces a la semana.
6.-Diariamente.
Es importante acotar, que las puntuaciones obtenidas no pueden ser combinadas, sino que se computan por separado. Tampoco se obtiene una sumatoria total del MBI.
Este sistema de evaluación del síndrome, ha sido validado científicamente, por cuanto ha demostrado cumplir a cabalidad con la validez que se exige a los instrumentos de evaluación. No obstante, ha sido un instrumento que se ha ido actualizando en relación a las nuevas manifestaciones de la enfermedad, y en atención a una serie de variables surgidas con ocasión de los cambios sociales, políticos, económicos, y demográficos, del medio en que se desenvuelve el individuo.
Existen muchos otros instrumentos de medición del síndrome de desgaste profesional, pero en atención a la brevedad de este ensayo, se hará mención al segundo instrumento más utilizado en la materia, esto es, el empleado por Gil Montes.
Gil Montes (20), haciendo uso del MBI, adaptó la escala de medición al castellano, y la redujo a 16 ítems, siendo hoy, la versión más recomendable para uso clínico. Consideró este investigador que el MBI, fue concebido para evaluar únicamente a profesionales de servicios, y sus ítems hacían alusión a las personas destinatarias del trabajo, señalando que en consecuencia, era prácticamente imposible de aplicar el MBI, en las actividades en las que el trabajador no tenía un contacto directo con el cliente o usuario de la organización.
Por ello, Gil Montes, reformuló los ítems del MBI, en el Maslach Burnout Inventory-General Survey (MBI-GS), señalando que éstos, no se refieren explícitamente a las personas destinatarias del trabajo, sino que tienen un carácter más genérico, no exclusivo para profesionales de servicios.
El instrumento de evaluación de Gil Montes evalúa una crisis en la relación de una persona con su trabajo, y no necesariamente una crisis en las relaciones entre una persona y la gente con la que se relaciona en el trabajo. Y mantiene la estructura tridimensional del MBI
MBI-GS recoge tres dimensiones, denominadas: Eficacia profesional, Agotamiento y Cinismo. La subescala de Eficacia profesional es similar a la de Realización personal en el trabajo del MBI, pero recoge aspectos sociales y no sociales del trabajo, y se centra más en las expectativas de éxito del sujeto. Los ítems que miden agotamiento, son más genéricos que los de la subescala de Agotamiento emocional del MBI, pues incluyen referencias a la fatiga física y emocional sin hacer referencia a las personas que pueden ser la causa de esos sentimientos de fatiga. Los ítems que miden cinismo, a diferencia de los que miden despersonalización, reflejan indiferencia o actitudes de distanciamiento hacia el trabajo, y no se centran en las personas hacia las que se dirige éste. Pero, al igual que en el caso de la despersonalización, se considera que evalúan el intento de los individuos de distanciarse del trabajo como estrategia de afrontamiento frente a las exigencias agotadoras de éste, y las actitudes de cinismo pueden ser una estrategia de afrontamiento disfuncional, pues reducen la energía del individuo para hacer un buen trabajo y para desarrollar soluciones creativas a los problemas laborales.
Para concluir, se indica que aunque los dos instrumentos antes descritos, (MBI, y el, MBI-GS) tienen muchos aspectos en común, la diferencia de fondo más relevante entre ambos, es que el MBI-GS no se centra en la relación laboral de servicio que se establece entre un profesional y los usuario o clientes, sino en la realización del trabajo en general.
Variables de Medición del Burnout
Maslach (7) citada en el Capítulo 34 de la Enciclopedia de Salud y Seguridad del Trabajo de la O. I. T., refiere que: “La investigación empírica del burnout se ha centrado fundamentalmente en los factores contextuales y profesionales. Así, los estudios incluyen variables tales como las relaciones en el trabajo (con clientes, compañeros, supervisores) y en el hogar (familiares), la satisfacción con el trabajo, el conflicto y la ambigüedad de rol, el abandono del trabajo (rotación, absentismo), las expectativas, la carga de trabajo, el tipo de puesto de trabajo y la seguridad del mismo, la política institucional, etc. Los factores personales estudiados son, en su mayoría, variables demográficas (sexo, edad, estado civil, etc.). Además, se ha prestado cierta atención a variables de personalidad, salud personal, relaciones con la familia y los amigos (apoyo social en el hogar) y los valores y compromisos personales. En general, los factores propios del trabajo muestran una relación más estrecha con el burnout que los factores biográficos o personales. En cuanto a los antecedentes de agotamiento, los tres factores más importantes parecen ser el conflicto de rol, la carencia de control o autonomía y la ausencia de apoyo social en el trabajo. Estos efectos del burnout se encuentran con mayor frecuencia en las distintas formas de abandono e insatisfacción con el trabajo y suponen un deterioro de la calidad de la atención o los servicios prestados a los usuarios o pacientes.”
Los innumerables estudios sobre la materia, han señalado una diversidad de variables a considerar en la medición del burnout. Entre ellas, se estudiarán las siguientes: Variables Sociodemográficas, antropométricas, bioquímicas, fisiológicas, de humor, relativas al puesto de trabajo, cambios socio-económicos, y, cambios del mercado laboral.
Sánchez, Lara, Yélamos y Vargas (12) , en una investigación realizada en 615 trabajadores de atención primaria, con más de dos años de antigüedad en el puesto, y no pertenecientes a los equipos directivos, analizaron las dimensiones del burnout, y su vinculación con las variables individuales, sociodemográficas y del puesto de trabajo; concluyendo que el sexo masculino (según las muestras analizadas) tiene mayor porcentaje de burnout; que el nivel académico influye en el síndrome, siendo más proclives los trabajadores de mayor nivel académico; que el tipo de relación contractual influye en el síndrome, siendo éste más bajo en los propietarios, y más alto en los que no lo son. Por lo que respecta: el número de hijos, edad, tiempo trabajado, guardias, cargas familiares y dedicación exclusiva, los investigadores, no encontraron diferencias significativas.
Las variables antropométricas (talla, peso, perímetro abdominal, e IMC), fisiológicas (tensión arterial) y bioquímicas (glucosa, triglicéridos y HDL), fueron relacionadas en una investigación realizada a partir de una muestra de 186 docentes de enseñanza no universitaria en España, durante los años 2004-2005, por Ranchal, Ramírez, Vaquero, Lara, Canals y Yépez (13). La diferencia significativa de este estudio, estuvo referida a la variable antropométrica, pues se evidenció que los individuos con un nivel mayor de realización profesional tienen un IMC más favorable.
Las variables sociodemográficas (género, edad, etc.) se consideran moduladoras del nivel de bienestar de los trabajadores, según la investigación realizada por Alonso, Pozo, Hernández, Martos, Cid, Martínez y Valera (11), en trabajadores de Enseñanza Obligatoria de los Centro dependientes de la Junta de Andalucía en Almería (España).
Por lo que respecta al humor, puede decirse, que las investigaciones actuales suscitan amplios caminos de análisis, aplicaciones y usos terapéuticos, educacionales y sociales.
El Sentido del Humor medido con la Escala Multidimensional del Sentido del Humor, correlaciona negativa y significativamente con la variable Síndrome de Burnout, medido con la escala Maslach Burnout Inventory, MBI.
El humor, según la Escala Multidimensional del Sentido del Humor, se relaciona negativamente con el Cansancio Emocional y con la Despersonalización, del inventario de Maslasch (Maslach Burnout Inventory), y se relaciona positivamente con la Realización Personal.
Finalmente, se indican los continuos cambios socio-económicos generados con ocasión del incremento de la tecnología y la globalización, así como el surgimiento de las nuevas formas de trabajo, como fundamentales para determinar la medición del síndrome de desgaste profesional.
El Burnout como enfermedad profesional
Desde hace algún tiempo, y siendo que el síndrome cada vez se afianza más en la población trabajadora, los especialistas en materia laboral hablan de esta patología como una enfermedad de índole ocupacional.
De tal suerte, que se pretende inclusive, su amparo legal, por cuanto se establece la protección del trabajador en su estado físico y mental, con especial referencia a los riesgos psicosociales. (14)
La legislación venezolana: Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, Ley Orgánica del Trabajo, Ley Orgánica de Prevención Condiciones y Medio Ambiente del Trabajo, así como determinados Convenios suscritos por la República, son analizados a fin de sostener la postura de considerar el burnout como enfermedad ocupacional.
Así pues, el Texto Constitucional, en los Artículos 86 y 87, consagra el derecho de toda persona a la seguridad social y la protección frente a las contingencias de riesgos laborales. Determinándose que el Estado tiene la obligación de asegurar la efectividad de este derecho, mediante la creación de instituciones y la adopción de medidas destinadas a hacer cumplir la obligación del patrono, de garantizar a los trabajadores condiciones óptimas de seguridad y salud en el trabajo.
En la Ley Orgánica del Trabajo, en el Artículo 562, se define la enfermedad profesional como un estado patológico contraído con ocasión del trabajo o por exposición al ambiente de trabajo; así como las ocasionadas por factores físicos, químicos, biológicos, económicos, metereológicos, psicológicos o emocionales. También este Texto Legal consagra la tesis de la responsabilidad objetiva del patrono en caso de enfermedad profesional.
La Ley Orgánica del Sistema de Seguridad Social, señala que las condiciones bajo las cuales se debe desarrollar todo trabajo, garantizando todos los elementos del saneamiento básico, prestando toda la protección y seguridad a la salud y a la vida de los trabajadores, contra los riesgos del trabajo, asegurando el disfrute de un estado de salud física y mental normal. También consagra esta normativa legal, que el trabajador no podrá ser expuesto a riesgos psicosociales, entre otros.
En el mismo sentido, la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo, consagra la obligatoriedad de garantizar a los trabajadores condiciones de seguridad, salud y bienestar en el medio ambiente de trabajo, que debe ser el adecuado y propicio para el ejercicio de las facultades físicas y mentales.
Por último los Convenios Internacionales suscritos por Venezuela, sobre: las enfermedades profesionales; prestaciones en caso de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, los servicios de salud en el trabajo, y, el trabajo nocturno, así como, el Convenio sobre Seguridad y Salud de los Trabajadores y Medio Ambiente de Trabajo; constituyen fundamentos jurídicos para refrendar la posición que considera el burnout como enfermedad profesional u ocupacional.
Para los investigadores de este ensayo, dada la connotación de éste tópico, su crecimiento ante la era de avanzada, de la tecnología y de la globalización, así como los factores condicionantes en el ambiente laboral de las organizaciones, invitan a pensar, que faltará muy poco tiempo, para que los estrados judiciales sean invadidos por solicitudes, que pretendan indemnizaciones, derivadas de la enfermedad causada por el trabajo o con ocasión del trabajo, denominada: burnout, desgaste profesional, o síndrome del quemado. Al menos, los basamentos legales en los cuales los juzgadores podrán amparar sus decisiones, ya existen.
Prevención del Burnout, Desgaste Profesional, o Síndrome del Quemado
Los especialistas en Recursos Humanos, han logrado determinar que mientras mayor sea el grado de control ejercido por las organizaciones, la desmotivación del personal se acrece. Es por ello, estos especialistas, en la actualidad sugieren la adopción de organizaciones lineales, horizontales o planas.
Prevenir las enfermedades, no resulta tarea fácil, en todo caso las investigaciones son efectuadas para saber los factores y variables que las influyen, con la intención de disminuirlos o eliminarlos, para así poder curarlas o prevenirlas.
De tal suerte, que al haber analizado el burnout en su conformación tridimensional, así como sus rasgos definitorios y variables de medición, propicio es decir, que la prevención va ligada a las recomendaciones que pudieran aportarse en aras de su posible erradicación.
En este sentido, las normas legales esbozadas en cuando a su consagración como enfermedad profesional, propenden la prevención de la enfermedad, a través del saneamiento de los ambientes laborales, y de la eliminación de los factores de riesgo.
Desde el punto de vista psicológico, para evitar que un trabajo queme al trabajador, ha de reunir una serie de características: que sea motivador, que no sea repetitivo y que exista cierto reconocimiento de la labor. Por desgracia, en la mayoría de las organizaciones, en raras ocasiones, se dan estas condiciones. Sin embargo existen variadas soluciones para aminorar el síndrome, siendo que lo más importante, es que el profesional asuma su problema y quiera solucionarlo. A nivel personal, existen estrategias que pueden evitar o prevenir el síndrome del quemado, algunas de las cuales serán referidas en el inciso de las recomendaciones. No obstante, propicio es recordar, que actualmente, el mercado está minado de una serie de terapias para mermar las dolencias causadas por el trabajo (aromaterapia, risoterapia, cristaloterapia, etc.), sin olvidar que los correctivos y medidas deben ser fundamentalmente, adoptadas por la organización
La mayoría de las técnicas para prevenir, controlar, o eliminar el síndrome, dependen del ambiente de trabajo donde se esté laborando, y algunas situaciones serán insalvables, pero lo que hay que tener claro es que el burnot como enfermedades ocupacional, tiene que ver con la respuesta personal ante la vida y el trabajo. Los frecuentes cambios en el entorno laboral actual, exigen una gran capacidad de adaptación y la reacción que se tenga ante ellos, puede ser decisiva para superarlos o no. Por lo tanto, la actitud que tiene el individuo es fundamental para la cura de la enfermedad.


CONCLUSIONES
Puede decirse que el burnout, desgaste profesional o síndrome del quemado, resulta de una disparidad entre las expectativas e ideales individuales del trabajador (profesional o no), y la dura realidad del medio ambiente de trabajo, en concatenación con la vida cotidiana.
El estudiado estado patológico, por lo general, se incuba durante un tiempo, y permanece latente, sin que pueda ser apreciado por la persona afectada. No obstante, el individuo que padece de burnout, va cambiando sus actitudes hacia el trabajo y hacia las personas con las que trabaja, hasta que el proceso termina. Puede sentirlo a nivel emocional como una activación excesiva, por sus síntomas o por su conducta en el trabajo.
La técnica formal o estilo que utiliza cada persona para afrontar estas señales de alarma va a ser crucial para que se desarrolle o no el síndrome. No obstante, es preciso reconocer que no hay ninguna estrategia de afrontamiento que sea válida de forma universal, por lo tanto, la persona afectada por el burnout, desgaste profesional o síndrome del quemado, debe ser atendida por un profesional de la medicina, quien determinará el respectivo tratamiento, siendo que, el primer paso para poder sanar es el reconocimiento de la enfermedad y tener ánimo para seguir adelante.
En atención a las consideraciones antes expuestas, se concluye que:
1.- El burnout puede estimarse como una enfermedad profesional u ocupacional.
2.- Afecta a todo tipo de trabajador, según el análisis de las investigaciones actuales, tanto profesionales como no profesionales.
3.- La actitud hacia el trabajo, así como el comportamiento del individuo en su trabajo (forma de hacer el trabajo, trato con las personas, entereza para laborar, afrontamiento de situaciones, etc.), es determinante al momento de diagnosticar el padecimiento del síndrome.
4.- El desgaste profesional entendido como un síndrome multicausal, afecta fundamentalmente a las personas cuya labor está basada en la relación con otras personas, ya se trate de clientes, pacientes, o bien, personal de la empresa.
5.- Las organizaciones (empresas e instituciones), deben luchar contra los problemas asociados al burnout (baja productividad, ausentismo, desmotivación, frustración, dolencias físicas y psíquicas, etc.), para controlarlo, preverlo o eliminarlo.
6.- El burnout como patología, trasciende lo laboral, y penetra en el entorno familiar y personal del trabajador que lo padece; y va más allá, afectando además, a la organización para la que trabaja, y en definitiva, a aquellas personas a quienes les presta servicio.
Para combatir la enfermedad, la ciencia médica sugiere una serie de tratamientos, que envuelven la esfera física y psíquica del individuo, siendo que es fundamental la actitud asumida por el afectado para luchar contra la dolencia.
Finalmente, de seguida los investigadores ofrecen una serie de recomendaciones, a fin de prevenir, controlar o eliminar el burnout, desgaste proesional, o síndrome del quemado.






RECOMENDACIONES
Ante la conclusión del burnout, desgaste profesional o síndrome del quemado, como enfermedad profesional u ocupacional, es menester minimizar los factores multicausales que la generan. De seguida se enumeran una serie de recomendaciones formuladas para prevenir, controlar y disminuir el síndrome, a saber:
¨ Consagración legal como enfermedad profesional u ocupacional, con la consecuente instauración de normas reglamentarias destinadas a la protección del trabajador afectado.
¨ Implementación de un sistema integral de prevención, basado fundamentalmente en la educación de los individuos y en la administración de los cambios organizacionales.
¨ Elevación de la autoestima.
¨ Práctica de terapias de humor (risoterapias).
¨ Práctica de ejercicio físico.
¨ Seminarios, talleres y charlas de superación personal y profesional.
¨ Actitudes de dominio y entereza ante los problemas laborales.
¨ Motivación e incentivos laborales.
¨ Reconocimiento empresarial e institucional del trabajo de la masa laboral.
¨ Dominio de técnicas de autocontrol y resistencia.
¨ Eliminación de la sobrecarga de tareas habituales.
¨ Información de las inquietudes que aquejan a los trabajadores para prevenir, controlar o eliminar situaciones de angustia laboral.
¨ Clarificación, y unificación de tareas.
¨ Pedir ayuda en el momento oportuno, pues algunas personas se queman cuando se les exigen tareas para las cuales no están preparados.
¨ Llevar una vida sana, con una nutrición equilibrada, durmiendo un número de horas suficientes.
¨ No abusar del café, tabaco, alcohol y otros estimulantes.
¨ Mantener unas relaciones interpersonales satisfactorias, favoreciendo un ambiente de trabajo agradable, compartiendo emociones y sentimientos con los compañeros.
¨ Dedicar una parte de la jornada al tiempo libre. No es tan importante disponer de mucho tiempo libre, sino la calidad del tiempo disfrutado, sea mucho o muy poco.
Por último, se debe indicar, que todas las intervenciones dirigidas a prevenir el síndrome, deben ser planificadas y diseñadas según el componente específico que pretende corregirse.










































OBJETIVOS DEL ENSAYO

Objetivo General

La presente investigación tiene como objetivo general: Estudiar el Burnout, Desgaste Profesional o Síndrome del Quemado considerado como enfermedad profesional u ocupacional.

Objetivos Específicos

Para cumplir el objetivo general, los investigadores se plantearon los siguientes objetivos específicos:
1. Determinar el marco conceptual, los orígenes y antecedentes del burnout.
2. Precisar las características, sintomatología y personas a quienes afecta la patología.
3. Señalar las diferencias del burnout con otras afecciones y su forma de medición.
4. Estimar el burnout como enfermedad ocupacional.
5. Indicar recomendaciones para prevenir el síndrome.

METODOLOGIA DEL ENSAYO

Para estudiar el burnout, desgaste profesional o síndrome del quemado como enfermedad profesional u ocupacional, se asumió un nivel o esquema de investigación descriptivo, que permitió la caracterización de la situación concreta, a través de sus rasgos peculiares o diferenciadores.
El nivel descriptivo es uno de los más importantes dentro del proceso de investigación y el utilizado con mayor frecuencia, ya que al ser acogido, resulta apropiado para dar respuesta a las interrogantes: ¿Qué es?, ¿Cómo es?, ¿Dónde está?, ¿De qué está hecho?, ¿ Cómo se interrelacionan sus partes?. Lo que en definitiva, permite a los investigadores, explicar la composición y la configuración del problema planteado.
Por lo que respecta al diseño empleado, el mismo es bibliográfico, pues se utilizaron datos secundarios, obtenidos con antelación por otros investigadores. Con la aplicación del diseño bibliográfico se recolectó información y conocimientos previos sobre el síndrome de desgaste profesional o burnout, lo que conllevó a su sistematización y presentación de un nuevo análisis sobre el tema, desde la óptica de los investigadores. Las técnicas de recolección de datos fueron la lectura evaluativo y el resumen.
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